Muchas veces la saludable decisión de hacer una dieta o seguir algún régimen de alimentación puede no ser la adecuada solución al problema del sobrepeso o de obtener pronto una mejor figura, producto de haber bajado algunos kilos.
Lo que ocurre, es que seguir una dieta debe ser una decisión que involucre cambios de vida que van más allá de comer ciertos alimentos sanos, nutritivos y escasos en calorías, pero si no se lo entiende así, la dieta puede volverse en contra de uno y sus planes de bajar de peso, de pretendida solución pasa a ser un problema supernumerario.
Por ejemplo, si se sigue una dieta para obtener resultados en tiempo rápido y con la idea de someterse a ella como quien toma un remedio para estar bien en unos días, lo más probable es que vayamos a fracasar en nuestro objetivo de adelgazar.
Así, ante la falta de resultados rápidos, nuestro nivel de frustración aumentará, y ello puede derivar en dos riesgos típicos de la distorsión de la dieta: disminuir la ingesta de alimentos o aumentar la acitividad física poniendo en riesgo nuestra salud, o seguir "dietas mágicas" o tomar engañosas pastillas, por ejemplo.
En cualquier caso, estel camino es un error que siempre traerá consecuencias: o se baja para luego aumentar y padecer un trabajo de Sísifo en la búsqueda recurrente de bajar unos kilos, o se aumenta de peso por rebote o por la decepción.
Lo correcto es no estar sujetas a tener que hacer una dieta de apuro porque llega el verano, o porque hay una fiesta o se ha cometido algún exceso navideño, sino adoptar como una forma de vida comer sano, en el sentido de eliminar definitivamente algunos alimentos perniciosos y calóricos, y adoptar hábitos diferentes de alimentación (no comer a deshora, incorporar las colaciones, incorporar verduras o frutas que nos gustan pero por alguna razón no comemos), y hábitos diferentes de vida: caminar, realizar alguna actividad física regular, aunque no necesariamente intensiva.
De esta manera, cambia el paradigma de lo que es una dieta: de pretendida solución inmediata de efecto rápido y función transitoria a ser una parte integral de una cosmovisión de vida y alimentaria en la que bajar de peso nunca es una necesidad apremiante, en virtud del control y la autoconciencia sobre lo que se come y sobre el peso corporal, y de la mejora en nuestra calidad de vida.
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Qué comer para un buen bronceado
¿Qué comer en verano para broncearse al tomar sol?
Lo mejor para acompañar una dieta o una buena alimentación y broncearse sin riesgos (evitando el sol en las horas pico) es consumir zanahoria, tomate, zapallo, calabaza, acelga, espinaca, lechuga y cítricos.
En frutas y hortalizas anaranjadas o rojizas como tomates, zanahorias y calabazas se encuentran los carotenoides, pigmentos orgánicos que actuarán de antioxidantes del organismo. Con esto evitaremos en cierto grados las quemaduras bajo el sol y que nuestra piel se oxide y envejezca. Lechuga, espinaca, acelga y otras verduras de hoja verde contienen la luteína, que proteje ante el crecimiento de células influidas por los rayos UV.
También algunos antioxidantes encontrados en el té verde previenen el daño en el ADN de las células de la piel ocasionado por exposiciones prolongadas.
El aceite de pescado también te ayudará a prevenir daño celular en el ADN y a protegerte contra las quemaduras del sol.
Finamlmente, existe una sustancia llamada limoneno, presente en cítricos, que según un estudio de la Universidad de Arizona favorecía la reducción del cáncer de piel en un 32%.
Los mejores consejos sobre dietas, alimentación, salud y nutrición.
Lo mejor para acompañar una dieta o una buena alimentación y broncearse sin riesgos (evitando el sol en las horas pico) es consumir zanahoria, tomate, zapallo, calabaza, acelga, espinaca, lechuga y cítricos.
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También algunos antioxidantes encontrados en el té verde previenen el daño en el ADN de las células de la piel ocasionado por exposiciones prolongadas.
El aceite de pescado también te ayudará a prevenir daño celular en el ADN y a protegerte contra las quemaduras del sol.
Finamlmente, existe una sustancia llamada limoneno, presente en cítricos, que según un estudio de la Universidad de Arizona favorecía la reducción del cáncer de piel en un 32%.
Los mejores consejos sobre dietas, alimentación, salud y nutrición.
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Los alimentos y cómo se produce saciedad al comer
Uno de los principales problemas a la hora de decidir realizar una dieta es el miedo a no lograr una adecuada saciedad siguiendo las pautas prefijadas.
Efectivamente, una de las preocupaciones de quienes elaboran dietas, como la Atkins, Cormillot, Scardale, etc, es formular una dieta por calorías y por días estándar que permita en términos generales lograr un grado aceptable de saciedad, con el propósito de seguir adelante con la dieta para perder peso.
Hay varios aspectos relacionados con la saciedad al comer; hoy hablaremos un poco sobre ellos.
FACTORES QUE INFLUYEN EN LA SACIEDAD EN LA ALIMENTACION
1) Tiempo de permanencia en el estómago: este factor no depende del volumen sino del tipo de alimento, de las combinaciones y de su forma de preparación. Los que producen mayor sensación de saciedad son, evidentemente, aquellos que se mantienen durante más tiempo en el estómago.
2) Digestibilidad: Cuanto más digerible es el alimento, o la forma de preparación, menor es el tiempo de permanencia en el estómago. Este parámetro se relaciona con el índice glucémico.
3)Volumen del alimento: la ingesta de los alimentos ocasiona una distensión mayor o menor del estómago. Se ha comprobado que a igualdad de ingesta calórica, los alimentos de mayor volumen prolongan más la sensación de saciedad. Este parámetro se relaciona con el llamado factor de llenado (fullness factor)
4) Indice glucémico: los alimentos con índice glucémico más bajo muestran una mayor sensación de saciedad, probablemente por mantener los niveles plasmáticos de glucosa (y de insulina) en una situación más estable que los de índice glucémico mas alto, en los que se observa un pico de glucosa (y de insulina) poco después de su ingesta. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que el índice glucémico NO depende del tamaño de las moléculas de los hidratos de carbono y de que un azúcar sencillo como la fructosa tiene un índice glucémico mucho menor que el pan (que consiste sobre todo en almidón).
5) Grado de cocción: las diferentes formas de cocción rompen las macromoléculas de los alimentos (ya sean carbohidratos o proteínas) en moléculas más pequeñas que suelen ser más digestibles y, con un menor tiempo de permanencia en el estómago.
6) Presencia de proteínas y de grasas: tanto las proteínas como las grasas tienden a retardar el vaciado gástrico, por lo que afectan positivamente al índice glucémico reduciendolo, pero en cambio pueden aumentar el valor energético de la comida (las grasas tienen el doble de calorías que las proteínas y los carbohidratos)
7) Presencia de fibra: la ingesta de fibras, ya sean o no solubles, retardan la absorción intestinal de los hidratos de carbono, mejorando el índice glucémico. Además, algunos tipos de fibra, por el efecto volumen incrementan la sensación de saciedad.
8) Forma de cocinar: como se indicado antes determinadas formas de cocinar modifican en gran medida el índice glucémico de los alimentos. Así, una patata en puré tiene un indice glucémico mas elevado que una patata cocida. En presencia de agua y a una temperatura elevada el almidón se gelatiniza aumentando el índice glucémico. A 100 o más grados, el almidón absorbe agua que hidrata la amilosa y la transforma de absorción lenta en absorción rápida. La patata cocinada en el microondas incrementa notablemente su índice glucémico, probablemente porque las microondas producen altas temperaturas en el interior de la misma que destruyen el almidón, aunque sin perder su contenido energético.
9) Consistencia: cuanto más difíciles sean de masticar, mayor será la permanencia en el estómago y mayor la saciedad. En contra de la opinión de algunos, el masticar pausadamente los alimentos no aumenta la saciedad, sino que se reduce el índice glucémico.
Efectivamente, una de las preocupaciones de quienes elaboran dietas, como la Atkins, Cormillot, Scardale, etc, es formular una dieta por calorías y por días estándar que permita en términos generales lograr un grado aceptable de saciedad, con el propósito de seguir adelante con la dieta para perder peso.
Hay varios aspectos relacionados con la saciedad al comer; hoy hablaremos un poco sobre ellos.
FACTORES QUE INFLUYEN EN LA SACIEDAD EN LA ALIMENTACION
1) Tiempo de permanencia en el estómago: este factor no depende del volumen sino del tipo de alimento, de las combinaciones y de su forma de preparación. Los que producen mayor sensación de saciedad son, evidentemente, aquellos que se mantienen durante más tiempo en el estómago.
2) Digestibilidad: Cuanto más digerible es el alimento, o la forma de preparación, menor es el tiempo de permanencia en el estómago. Este parámetro se relaciona con el índice glucémico.
3)Volumen del alimento: la ingesta de los alimentos ocasiona una distensión mayor o menor del estómago. Se ha comprobado que a igualdad de ingesta calórica, los alimentos de mayor volumen prolongan más la sensación de saciedad. Este parámetro se relaciona con el llamado factor de llenado (fullness factor)
4) Indice glucémico: los alimentos con índice glucémico más bajo muestran una mayor sensación de saciedad, probablemente por mantener los niveles plasmáticos de glucosa (y de insulina) en una situación más estable que los de índice glucémico mas alto, en los que se observa un pico de glucosa (y de insulina) poco después de su ingesta. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que el índice glucémico NO depende del tamaño de las moléculas de los hidratos de carbono y de que un azúcar sencillo como la fructosa tiene un índice glucémico mucho menor que el pan (que consiste sobre todo en almidón).
5) Grado de cocción: las diferentes formas de cocción rompen las macromoléculas de los alimentos (ya sean carbohidratos o proteínas) en moléculas más pequeñas que suelen ser más digestibles y, con un menor tiempo de permanencia en el estómago.
6) Presencia de proteínas y de grasas: tanto las proteínas como las grasas tienden a retardar el vaciado gástrico, por lo que afectan positivamente al índice glucémico reduciendolo, pero en cambio pueden aumentar el valor energético de la comida (las grasas tienen el doble de calorías que las proteínas y los carbohidratos)
7) Presencia de fibra: la ingesta de fibras, ya sean o no solubles, retardan la absorción intestinal de los hidratos de carbono, mejorando el índice glucémico. Además, algunos tipos de fibra, por el efecto volumen incrementan la sensación de saciedad.
8) Forma de cocinar: como se indicado antes determinadas formas de cocinar modifican en gran medida el índice glucémico de los alimentos. Así, una patata en puré tiene un indice glucémico mas elevado que una patata cocida. En presencia de agua y a una temperatura elevada el almidón se gelatiniza aumentando el índice glucémico. A 100 o más grados, el almidón absorbe agua que hidrata la amilosa y la transforma de absorción lenta en absorción rápida. La patata cocinada en el microondas incrementa notablemente su índice glucémico, probablemente porque las microondas producen altas temperaturas en el interior de la misma que destruyen el almidón, aunque sin perder su contenido energético.
9) Consistencia: cuanto más difíciles sean de masticar, mayor será la permanencia en el estómago y mayor la saciedad. En contra de la opinión de algunos, el masticar pausadamente los alimentos no aumenta la saciedad, sino que se reduce el índice glucémico.
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