La ciruela es muy rica en antocianos que le proporcionan su color característico (sobre todo apreciable en las variedades de tonos rojos y morados).
Desde el punto de vista de la salud, los antocianos tienen acción antioxidante y antiséptica; para combatir procesos infecciosos.
Los antioxidantes bloquean el efecto dañino de los denominados "radicales libres".
La respiración en presencia de oxígeno es esencial en la vida celular de nuestro organismo, pero como consecuencia de la misma se producen unas moléculas, los radicales libres, que ocasionan a lo largo de la vida efectos negativos para la salud a través de su capacidad de alterar el ADN (los genes), las proteínas y los lípidos o grasas ( "oxidación" ).
En nuestro cuerpo existen células que se renuevan continuamente (de la piel, del intestino...) y otras que no (células del hígado...).
Con los años, los radicales libres aumentan el riesgo de que se produzcan alteraciones genéticas sobre las primeras, favoreciendo el desarrollo de cáncer o bien, reducen la funcionalidad de las segundas, lo que es característico del proceso de envejecimiento.
Existen determinadas situaciones que aumentan la producción de radicales libres, entre ellos: el ejercicio físico intenso, la contaminación ambiental, el tabaquismo, las infecciones, situaciones de estrés, dietas ricas en grasas y la sobre exposición a las radiaciones solares.
La relación entre antioxidantes y enfermedades cardiovasculares, es hoy una afirmación bien sustentada. Se sabe que es la modificación del llamado "mal colesterol" (LDL-c), la que desempeña un papel fundamental tanto en la iniciación como en el desarrollo de la aterosclerosis (enfermedad que consiste en un engrosamiento y dureza anormal de las cubiertas internas de los vasos sanguíneos, debido a un depósito de material graso y células, que impide o dificulta el paso de la sangre).
Los antioxidantes pueden bloquear los radicales libres que modifican el llamado mal colesterol, contribuyendo a reducir el riesgo cardiovascular y cerebrovascular. Por otro lado, los bajos niveles de antioxidantes constituyen un factor de riesgo para ciertos tipos de cáncer y de enfermedades degenerativas.
Lo que en realidad destaca de las ciruelas es su acción laxante, debido al contenido de fibra, de sorbitol (un tipo de azúcar) y de derivados de la hifroxifenilxantina, sustancias que estimulan la actividad de los músculos del colon.
Esto explica su uso tradicional como laxante en caso de estreñimiento. Un desayuno ideal para combatir el estreñimiento y proteger la mucosa del intestino, debe contener ciruelas frescas, secas, en compota o en forma de deliciosa mermelada.
Las ciruelas constituyen un laxante ideal para todas las personas, especialmente para los niños, los ancianos y las mujeres embarazadas, que con frecuencia presentan estreñimiento.
El uso continuado de las ciruelas frescas en verano y desecadas o en forma de mermelada el resto del año, contribuye a vencer el intestino perezoso y a reeducar la función intestinal.
La fibra soluble de las ciruelas, además de mejorar el tránsito intestinal, tiene la capacidad de retener agua, por lo que se hincha en el estómago formando un gel, lo que reduce la velocidad de vaciamiento gástrico y la velocidad de absorción de los hidratos de carbono.
Esto las convierte en frutas útiles en regímenes de adelgazamiento, ya que su consumo produce sensación de saciedad, aunque consumidas con mesura, por su abundancia de hidratos de carbono, lo que también han de tener en cuenta las personas que tienen diabetes.
Además, la fibra soluble forma un gel viscoso que fija la grasa y el colesterol, con lo que disminuye la absorción de dichas sustancias.
Esto es positivo en caso de hipercolesterolemia.
Por su abundancia de potasio, el consumo de ciruelas se ha de hacer con moderación en caso de insuficiencia renal, en la que el aporte de dicho mineral esté restringido.
Sin embargo, por su alto contenido en agua, potasio y ácido málico (alcaliniza la orina), posee un efecto diurético beneficioso en caso de hiperuricemia o gota y litiasis o cálculos renales (facilitan la eliminación de ácido úrico y sus sales), hipertensión arterial u otras enfermedades asociadas a retención de líquidos.
También conviene su consumo cuando se emplean diuréticos que eliminan dicho mineral, y en caso de bulimia debido a los episodios de vómitos autoinducidos que originan grandes pérdidas.
El ácido oxálico que contienen las ciruelas moradas puede formar sales con ciertos minerales como el calcio y formar oxalato cálcico, por lo que su consumo se ha de tener en cuenta si se padecen este tipo de cálculos renales, ya que se podría agravar la situación.
Desde el punto de vista de la salud, los antocianos tienen acción antioxidante y antiséptica; para combatir procesos infecciosos.
Los antioxidantes bloquean el efecto dañino de los denominados "radicales libres".
La respiración en presencia de oxígeno es esencial en la vida celular de nuestro organismo, pero como consecuencia de la misma se producen unas moléculas, los radicales libres, que ocasionan a lo largo de la vida efectos negativos para la salud a través de su capacidad de alterar el ADN (los genes), las proteínas y los lípidos o grasas ( "oxidación" ).
En nuestro cuerpo existen células que se renuevan continuamente (de la piel, del intestino...) y otras que no (células del hígado...).
Con los años, los radicales libres aumentan el riesgo de que se produzcan alteraciones genéticas sobre las primeras, favoreciendo el desarrollo de cáncer o bien, reducen la funcionalidad de las segundas, lo que es característico del proceso de envejecimiento.
Existen determinadas situaciones que aumentan la producción de radicales libres, entre ellos: el ejercicio físico intenso, la contaminación ambiental, el tabaquismo, las infecciones, situaciones de estrés, dietas ricas en grasas y la sobre exposición a las radiaciones solares.
La relación entre antioxidantes y enfermedades cardiovasculares, es hoy una afirmación bien sustentada. Se sabe que es la modificación del llamado "mal colesterol" (LDL-c), la que desempeña un papel fundamental tanto en la iniciación como en el desarrollo de la aterosclerosis (enfermedad que consiste en un engrosamiento y dureza anormal de las cubiertas internas de los vasos sanguíneos, debido a un depósito de material graso y células, que impide o dificulta el paso de la sangre).
Los antioxidantes pueden bloquear los radicales libres que modifican el llamado mal colesterol, contribuyendo a reducir el riesgo cardiovascular y cerebrovascular. Por otro lado, los bajos niveles de antioxidantes constituyen un factor de riesgo para ciertos tipos de cáncer y de enfermedades degenerativas.
Lo que en realidad destaca de las ciruelas es su acción laxante, debido al contenido de fibra, de sorbitol (un tipo de azúcar) y de derivados de la hifroxifenilxantina, sustancias que estimulan la actividad de los músculos del colon.
Esto explica su uso tradicional como laxante en caso de estreñimiento. Un desayuno ideal para combatir el estreñimiento y proteger la mucosa del intestino, debe contener ciruelas frescas, secas, en compota o en forma de deliciosa mermelada.
Las ciruelas constituyen un laxante ideal para todas las personas, especialmente para los niños, los ancianos y las mujeres embarazadas, que con frecuencia presentan estreñimiento.
El uso continuado de las ciruelas frescas en verano y desecadas o en forma de mermelada el resto del año, contribuye a vencer el intestino perezoso y a reeducar la función intestinal.
La fibra soluble de las ciruelas, además de mejorar el tránsito intestinal, tiene la capacidad de retener agua, por lo que se hincha en el estómago formando un gel, lo que reduce la velocidad de vaciamiento gástrico y la velocidad de absorción de los hidratos de carbono.
Esto las convierte en frutas útiles en regímenes de adelgazamiento, ya que su consumo produce sensación de saciedad, aunque consumidas con mesura, por su abundancia de hidratos de carbono, lo que también han de tener en cuenta las personas que tienen diabetes.
Además, la fibra soluble forma un gel viscoso que fija la grasa y el colesterol, con lo que disminuye la absorción de dichas sustancias.
Esto es positivo en caso de hipercolesterolemia.
Por su abundancia de potasio, el consumo de ciruelas se ha de hacer con moderación en caso de insuficiencia renal, en la que el aporte de dicho mineral esté restringido.
Sin embargo, por su alto contenido en agua, potasio y ácido málico (alcaliniza la orina), posee un efecto diurético beneficioso en caso de hiperuricemia o gota y litiasis o cálculos renales (facilitan la eliminación de ácido úrico y sus sales), hipertensión arterial u otras enfermedades asociadas a retención de líquidos.
También conviene su consumo cuando se emplean diuréticos que eliminan dicho mineral, y en caso de bulimia debido a los episodios de vómitos autoinducidos que originan grandes pérdidas.
El ácido oxálico que contienen las ciruelas moradas puede formar sales con ciertos minerales como el calcio y formar oxalato cálcico, por lo que su consumo se ha de tener en cuenta si se padecen este tipo de cálculos renales, ya que se podría agravar la situación.